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domingo, 21 de agosto de 2011

La más silenciosa de todas las horas

Es la hora del mayor silencio, porque en ella se revela la esencia misma del tiempo. Es la más silenciosa porque en ella aparece lo que proporciona el lugar para todas las voces.
Los bosques murmuran, los relojes tocan, y silenciosamente se desliza la arena del reloj. Pero más silenciosamente se desliza aún el tiempo mismo: es lo más callado, la más silenciosa de todas las horas.
Esta idea hace que Zaratustra tenga que retornar a su soledad y separarse de sus discípulos. Su objetivo es analizar el secreto acerca de la esencia del tiempo, el cual, como veremos, no está vinculada a la diferencia inmutable entre lo pasado y lo futuro. Este saber acerca del tiempo, es la idea fundamental de la tercera parte de Así habló Zarathustra: la doctrina del eterno retorno de lo mismo.
Hay muchas interpretaciones sobre este concepto de eterno retorno pero acuerdo con aquella tesis nietzscheana del eterno retorno como la expresión de la máxima reivindicación de la vida, como una hipótesis necesaria para la reivindicación radical de la vida: la vida es fugacidad, nacimiento, duración y muerte, no hay en ella nada permanente (recordemos las críticas de Nietzsche a toda filosofía que postula la existencia de entidades permanentes). Pero podemos recuperar la noción de permanencia si hacemos que el propio instante dure eternamente, no porque no se acabe nunca (lo cual haría imposible la aparición de otros instantes, de otros sucesos) sino porque se repite sin fin. En cierto modo, y aunque pueda parecer paradójico, Nietzsche consigue con esta tesis hacer de la vida lo Absoluto.
El valor del concepto de eterno retorno ha sido tan discutido como poco entendido. En general, se le considera únicamente desde el punto de vista cronológico, en el sentido de repetición de lo sucedido. Pocas veces es pensado como uno de los conceptos más poderosos de la filosofía moral de todos los tiempos: obra de modo que un horizonte de infinitos retornos no te intimide; elige de forma que si tuvieras que volver a vivir toda tu vida de nuevo, pudieras hacerlo sin temor. Nietzsche, en su teoría del eterno retorno, nos enseña sólo una cosa: el hombre logrará transformarse en el superhombre cuando logre vivir sin miedo.

Cada instante es el foco de manifestación de una dinámica eterna en la cual participan el Retorno y el Devenir
Según Gilles Deleuze, "el eterno retorno es el ser del devenir". [43] Lo que vuelve no sería lo Mismo, ni lo Semejante, ni nada de análogo, sino el Devenir propiamente dicho: "No es el ser el que vuelve, sino que el volver en sí mismo constituye el ser en tanto que se afirma del devenir y de lo que pasa."