"Vivir peligrosamente" es la consigna que guía al filósofo experimental. Endeble en su desprotección, el filósofo experimental sabrá sin embargo procurarse antídotos adecuados; estilo y temples de ánimo elevados lo mantendrán en su camino.. En lo colectivo y en lo personal, hay que tener el coraje de hacer experiencias, buscar caminos de autoafirmación. Darnos cuenta de que estamos a la intemperie y no buscar que ningún otro resuelva los problemas. Estamos solos y tenemos que construirnos.